Se enteran de que estudiaste música durante catorce años en el conservatorio, y se extrañan cuando, ante sus curiosas preguntas, respondes que no sabes tocar el piano, ni la guitarra, ni el violín, ni…; se suelen sorprender bastante cuando les dices que solo tocas, y medianamente bien, no de maravilla, la «flauta de pico», el instrumento que estudiaste seriamente (mejor que no les digas «flauta dulce»: posiblemente les dé la risa).
[…] Un científico de una rama determinada suele saber
muy poco de las otras ramas de la ciencia. (Uriarte,
Iñaki: Diarios 2004-2007. Logroño: Pepitas de calabaza, 2010, pág. 154).
Pues… en el amplísimo mundo de la música… igual o parecido que en el de la ciencia. ¿Por qué habría de ser distinto?
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