La otra noche vimos —la familia que ve la
tele unida, permanece unida— la película francesa
Hiroshima mon amour (1959), una
producción franco-japonesa dirigida por Alain
Resnais, con guion de Marguerite
Duras, que trata del idilio de una
sola noche, en Hirosima, entre una actriz francesa que acaba un rodaje sobre la paz
y un arquitecto japonés que, supongo, trabaja en la reconstrucción
de la ciudad bombardeada.
Se nos recuerda estos días —¿se conmemora,
rememora, celebra…?— que el 6 de agosto de hace 70 años, Harry
S. Truman, presidente de Estados
Unidos (¡¿para
ahorrar vidas humanas?!, aunque hay
quien esgrime otros argumentos, como la carrera armamentística con
la URSS) da la orden de lanzar una bomba atómica —Little
Boy— sobre Hiroshima,
seguida, tres días después, de otra (Fat
Man, más potente, aunque
ocasionó menos daños) sobre Nagasaki;
recuerden: para ahorrar vidas cuando ya estaba clara la victoria
aliada (Oliver Stone)
en la segunda Guerra Mundial.
Así
quedó una escuela de Nagasaki
… imagen que, sin ser necesaria, ayuda a
comprender un pequeño poema atómico
que he encontrado en Microréplicas,
blog de Andrés Neuman.
Puesto que hay tantos
pequeños esqueletos
aquí reunidos,
estos huesos más largos
deben ser del maestro.
Shoda
Shinoe
Así es; Pepe, el maestro debía ser más alto, más grande, más inteligente pero menos asesino que quien detentaba el poder y por tanto responsable, de una masacre injusta probatoria de su omnipotente poder. Se humilló ante quienes poseían, todavía la siguen teniendo, una beligerancia innata impropia de seres humanos: sus asesores políticos y científicos arrancados incluso de entre los asesinos nazis europeos. Ser poderoso nunca significa ser asesino ni combatiente de los derechos sociales y humanos, nunca significa realizar asesinatos selectivos gracias a las nuevas tecnologías, nunca significa “atenazar a naciones” para comprar sus resto, nunca significa “liberar y democratizar países” que ha sido asolados y se encuentran en permanente guerra civil,… Probablemente ser poderoso significa ser magnánimo y humano con quienes son siempre víctimas de buitres carroñeros con forma humana.
ResponderEliminarInhumano y asesino Harry S. Truman, su nombre y el de muchos como usted debería ser borrados, aun estando, como están, en pleno ejercicio de sus desmanes, de entre los mandatarios poderosos que luchan por la paz y el bienestar de los seres a los que gobiernan.
Un abrazo, Pepe.
Después de Antonio, Pepe, no hay sino asentir. Un abrazo. (Una nota sobre su magisterio, que ya conoces: Detentar: ostentar indebidamente, RAE).
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