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viernes, 7 de febrero de 2025

Triste España sin ventura

Ya acabado y a punto de publicar Presentes (Abonico, 10-01-2025), me pregunto de qué me suena —pues desde luego que me resulta familiar, muy familiar— lo de «triste España sin ventura» que he escrito un poco a la ligera al final del mismo; y es que, en este momento, no lo tengo claro a pesar de haber utilizado esas cuatro palabras para aludir a la España de 1939; por ello decido buscar en internet, y pronto doy con la tecla.

Triste España sin ventura es el título de un romance muy conocido de Juan del Encina, una de las figuras más importantes de la cultura española de finales del siglo xv, tanto, y sobre todo, en literatura: concretamente en el campo de la poesía y, más aún, del teatro, como en el de la música, en la que utiliza tres tipos de formas musicales, la canción, el romance y, especialmente, el villancico, tan típico e importante aquí como el madrigal en Italia.

El romance Triste España sin ventura refleja el dolor por la muerte del príncipe Juan, segundo hijo de los Reyes Católicos, pero primer y único varón y, por tanto, heredero de la corona, en el que se tenían puestas las esperanzas de la unión real de los dos reinos (Castilla, por parte de Isabel, y Aragón, por la de Fernando), algo que no pudo llevarse a cabo porque el príncipe murió en 1497, con diecinueve años.

De constitución endeble, me informo en la Wikipedia de que murió a consecuencia de unas fiebres (en otro lugar leo que probablemente muriera de tuberculosis), pero la leyenda lo atribuyó a «excesos de amor», concretamente a los cometidos durante los seis meses que llevaba casado con la princesa Margarita de Austria, por la que, por lo visto, sentía una «gran pasión marital» (Wikipedia). Léase, al respecto, el testimonio —un documento muy curioso e interesante— del humanista Pedro Mártir de Anglería, que estuvo al servicio de los Reyes Católicos y de sus sucesores:

Preso en el amor de la doncella, ya está demasiado pálido nuestro joven Príncipe. Los médicos, juntamente con el Rey, aconsejan a la Reina que alguna vez que otra aparte a Margarita del lado del Príncipe, que los separe y les dé treguas, alegando que la cópula tan frecuente constituye un peligro para el Príncipe. Una y otra vez la ponen sobre aviso para que observe cómo se va quedando chupado y la tristeza de su porte; y anuncian a la Reina que, a juicio suyo, se le pueden reblandecer las médulas y debilitar el estómago. Le instan a que, mientras le sea posible, corte y ponga remedio al principio. No adelantan nada. Responde la Reina que no es conveniente qué los hombres separen a quienes Dios unió con el vínculo conyugal» (Pedro Mártir de Anglería, epístola 176, Epistolario, trad. por José López de Toro, Madrid, 1953, I, P. 334).

Jones, Royston Oscar y Lee, Carolyn: Juan del Encina. Poesía lírica y cancionero musical. Madrid, Castalia, 1972, pág. 212).

La conmoción producida por el fallecimiento del príncipe se reflejó en numerosos funerales celebrados por toda la península y en gran cantidad de textos lamentando la pérdida. Uno de esos textos es Triste España sin ventura, cuya letra transcribo aquí desde la obra de Jones y Lee.

Triste España sin ventura

Triste España sin ventura,

todos te deven llorar.

Despoblada de alegría,

para nunca en ti tornar.

Tormentos, penas, dolores,

te vinieron a poblar.

Sembróte Dios de plazer

porque naciesse pesar;

hízote la más dichosa

para más te lastimar.

Tus vitorias y triunfos

ya se hovieron de pagar:

pues que tal pérdida pierdes,

dime en qué podrás ganar.

Pierdes la luz de tu gloria

y el gozo de tu gozar;

pierdes toda tu esperança,

no te queda qué esperar.

Pierdes Príncipe tan alto,

hijo de reyes sin par.

Llora, llora, pues perdiste

quien te havía de ensalçar.

En su tierna juventud

te lo quiso Dios llevar.

Llevóte todo tu bien,

dexóte su desear,

porque mueras, porque penes,

sin dar fin a tu penar.

De tan penosa tristura

no te esperes consolar.

Juan del Encina

Para quienes quieran escuchar la música que ideó Juan del Encina para Triste España sin ventura, ofrezco a continuación un vídeo con una buena versión del romance —vocal e instrumental—, la de Jordi Savall al frente de La Capella Reial de Catalunya y Hespérion XXI. (Solo he encontrado la música, no el vídeo de la interpretación, por lo que he aprovechado para colocar, en lugar del mismo, la letra del romance, verso a verso, y alguna otra información, con el fin de facilitar el que se pueda hacer un seguimiento cómodo de la audición.)